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Taylor Hawkins, 2019. Fotografía: Andreas Neumann. |
“La familia de Foo Fighters se encuentra devastada por la trágica e inesperada muerte de nuestro amado Taylor Hawkins. Su espíritu musical y risa contagiosa vivirán con nosotros por siempre. Nuestros corazones están con su esposa, hijos y familiares, y pedimos que su privacidad sea tratada con el mayor de los respetos en este tiempo inimaginablemente difícil”. — Foo Fighters (@foofighters) 25 de marzo de 2022
Así, se informó anoche de la tristísima y súbita partida de Taylor Hawkins, el virtuoso y carismático baterista de Foo Fighters, momentos antes de la presentación de la banda en el festival Estéreo Picnic de Bogotá, Colombia. Para quienes lo seguimos a lo largo de los años es algo que, francamente, cuesta procesar. Nacido en 1972 en Texas, lo suyo fue pura potencia en sus ejecuciones, desde sus años de primera exposición masiva como parte del grupo de gira de Alanis Morissette en la época del exitosísimo "Jagged Little Pill" (1995) -dotando a los directos de sus canciones de un mayor impacto- hasta su incorporación definitiva como batería de los Foo Fighters, en donde militó por más de dos décadas, además de sus proyectos paralelos como Taylor Hawkins & The Coattail Riders (colaborando ahí Perry Farrell, sus héroes Brian May, Roger Taylor, entre otros) o recientemente con NHC donde alineaba junto a Dave Navarro y Chris Chaney. Gran músico Hawkins y a la postre, gran amigo de Dave Grohl (prácticamente 'hermanos' dijeron en más de una entrevista), se le recordará siempre transmitiendo toda esa energía sobre los escenarios y cantando, en cuanto había oportunidad, con toda la emoción y alegría, alguna canción de su banda favorita de la vida, Queen. Hasta sus últimos días en esta gira, tipazo.
Taylor Hawkins, por siempre.