Beth Orton ∷ “Weather Alive”

Introspección, sanación y el testimonio de cómo un instrumento puede devolver el entusiasmo musical, de eso va el LP8 de la leyenda de la folktrónica.

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Beth Orton. / Fotografía: Eliot Lee Hazel.
Tras la publicación de su largo previo ("Kidsticks", 2016), algo desconectó a la compositora inglesa Beth Orton de cierto interés musical. Incluso se planteó no ser más una cantautora de giras. Entretanto, se avocó más al cuidado de sus hijos, a controlar problemas médicos (concretamente, un mal cognitivo diagnosticado como epilepsia del lóbulo temporal), a mudarse de Los Angeles a Tufnell Park, en el norte de Londres, y claro, a soportar los años pandémicos. Fue en su nuevo hogar cuando un instrumento le devolvió el entusiasmo por la música: un viejo piano maltratado que estaba a la venta en un remate en Camden Market.

Encantada por su sonido —pese a ser la guitarra su instrumento principal— lo compró y lo instaló en el cobertizo de su jardín que usaba como estudio casero. «No importa dónde lo toques, tiene unas resonancias... esos pequeños fantasmas de otros acordes que siguen sonando y piensas, ‘¡Oh, ese habla de otra melodía, y ese habla de otro sentimiento!'», comentó en una entrevista para el New York Times. Aquel viejo piano le desbloqueó un montón de emociones. A la par que sus hijos empezaron a ir a la escuela, Beth restauró el piano y aprovechó de lleno su tiempo libre a tocarlo y escribir composiciones simples, y con ello, volver a ese proceso que denomina como 'profundizar'. «A través de la escritura de estas canciones y la creación de esta música, encontré mi camino de regreso al mundo que me rodea, una forma de llegar a la naturaleza y a las personas que amo y me importan. Este disco es una exploración sensorial que permitió una conexión con un estado mental que estaba buscando. A través de la resonancia del sonido y un viejo piano que compré en una ciudad en la que no tenía intención de quedarme, encontré aceptación y una forma de sanación», comenta Beth presentando lo que hoy es "Weather Alive", su primer álbum en seis años y ya el octavo de su discografía. También uno de sus más sólidos trabajos: íntimo, intenso, brumoso y atrapante.

«Muchos músicos se encierran en sí mismos cuando el mundo que los rodea parece caótico y poco confiable. Reformular la percepción de uno mismo a menudo puede revelar nuevas verdades personales tanto incómodas como profundas, y para Beth Orton, la música resurgió en los últimos años como una fuerza de unión, incluso cuando su propia vida se sentía más tumultuosa que nunca. De hecho, los cimientos de las canciones de "Weather Alive", no son más que su voz y un piano "barato" instalado su jardín, evocando una atmósfera profundamente meditativa que permanece aún después de que la nota final se ha evaporado. “Creo que lo que sucedió con este disco es que al estar acorralada por la vida, pude revelarme y colaborar conmigo misma, en realidad”», apunta Beth en el comunicado de presentación del álbum, que dicho sea de paso, ella misma ha producido por primera vez contando con las colaboraciones musicales del baterista Tom Skinner (Sons of Kemet, The Smile) y el bajista Tom Herbert (Polar Bear, The Invisible), una sección rítmica de raíces jazzísticas que se impone creando atmósferas expansivas en donde flotan vientos, sintetizadores y otros instrumentos acústicos. Aportando esos matices y colores figuran el multi-instrumentista Shahzad Ismaily, Sam Beste en el vibráfono, Francine Perry en sintetizadores y Alabaster DePlume (que publicó un interesantísimo álbum en abril) en saxofón. Como sentencia Beth, el álbum “simplemente cobró vida propia” [...] Se convirtió en un clima vivo”. Por aquí algunos de mis cortes favoritos de "Weather Alive". En el destaque su genial track/título.

“Weather Alive” ya está disponible en tiendas y plataformas vía Partisan.